Sentimiento hecho pintura

“Un cuadro no vive sino por el que lo mira”.
Esta afirmación de Picasso pasa a ser el leit-motiv de la muestra de Gastón Bejarano Gabe en Mercedes.

Un joven artista frente al bastidor entelado.
Encontrar un lenguaje propio.
Encontrar el camino.
¿Ya está? No, nunca está.
Gabe no es un retratista clásico. Gabe pinta emociones.
Es un pintor–testigo que describe reflexivamente situaciones.
Parece que todo está ahí, en la tela. Mensurable, físico, tangible.
Hay en su obra una consecuencia natural de un origen fotográfico en su hacer figurativo.
Pero también hay un silencio cognitivo que nos introduce en una ilusoria condición de lo existente.
Pues bien: ¿cómo medir la emoción?
¿Cómo medir el festejo o lo melancólico?
¿Cómo medir la ansiedad del niño en busca de su “pesca-trofeo” cuando sólo vemos su espalda frente a la laxitud del río?
¿Cómo medir la fidelidad del beagle (*) o el sueño orgulloso de su niño-amo?
Gabe pinta en forma literal y a la vez metafórica. Sus obras son más que una simple representación de ideas.
Los gestos captados por su pintura se convierten en espejos para el espectador en los cuales éstos pueden proyectar sus propios deseos, miedos o actitudes.
Cada obra de Gabe despliega un diálogo en un territorio fuertemente connotado por lo personal y afectivo.
Es el recuerdo cotidiano que puede esconderse bajo una mueca o una sonrisa, superando un realismo rutinario.
Es la presencia de lo intangible: el sentimiento hecho pintura.

* Raza canina

Arq. Marcial Sarrías